Cursillos de Cristiandad > Reseña histórica > Conclusión
84. Este es un vistazo muy general de la historia del MCC, toca ahora a nuestras Escuelas profundizar en cada uno de estos capítulos, especialmente lo que concierne a la propia historia de Cursillos en cada país. Supongo que cada secretariado debe tener la suficiente documentación para poder ayudar a los intrépidos que tienen el deseo de saber siempre más sobre esta palpitante trayectoria. Como lo dije al principio, aquí se intentó dar solamente un esbozo de los puntos más destacados que pueden servir para escribir una historia más completa del MCC.
85. Como conclusión, quisiera agregar algo. El Movimiento de los Cursillos es un Movimiento de conversión, es decir, un Movimiento misionero. La diócesis que no trata de propagar la Buena Nueva es una diócesis que no vive más el carisma del MCC. Mientras que ahí donde los cursillistas viven a fondo su compromiso de trabajar por la conversión de sus hermanos y hermanas, ahí entonces están dispuestos a ir hasta el final, hasta el final del mundo y hasta el final de su vida. Es lo que sucedió en el Salvador y terminaré con esa nota de esperanza, porque, sin ninguna duda, es una de la más bellas páginas de nuestra corta historia.
86. El 26 de Agosto de 1977, en el Salvador, cincuenta miembros de la policía rodearon el pueblo El Salitre para detener a dos diáconos. Uno de ellos, Felipe Chacón, fue descubrierto al día siguiente a 3 km de distancia. Su cuerpo había sido tan mutilado que tuvieron dificultad en identificarlo, pues le habían arrancado la piel de la cara. El segundo, Serafin Vásquez, fue asesinado en su casa, con machete, en presencia de los suyos. Estos dos diáconos eran los jefes religiosos del pueblo, que no tenía sacerdote. El portavoz del Gobierno declaró que estos dos hombres habían sido ejecutados porque eran (lo que era falso) ladrones de ganado, y sobre todo (y ello era verdad) porque animaban «reuniones clandestinas». Ahora bien, estas reuniones eran Ultreyas: los dos diáconos eran responsables del MCC. Inclusive, Felipe trabajaba en el secretariado nacional y había empezado una labor apostólica con el ministro de justicia de su país.
87. En un volumen, publicado en 1983 por un sacerdote testigo, titulado «Mons. Romero, mártir de la Iglesia popular», en la página 32 leemos el siguiente párrafo:
«Amigos de Juancito vinieron a mi casa; lo estaban buscando, pues la Guardia Nacional acababa de matar a su padre, Felipe Chacón. Felipe era cursillista y responsable de las comunidades de base del pueblo El Salitre. Tenía cualquier problemita con el párroco de la vecindad, un poco fascista, pero Felipe creía que era su deber continuar apoyando a la Iglesia. Todos los querían, era padre de una bella familia. Entendía el compromiso político de su hijo Juancito; y venía a veces hablarme de él, tratando de ayudarlo. Era un hombre bueno, excelente padre de familia y cristiano en el alma. Le conté todo aquello a Mons. Romero que lo conocía un poco. Me pidió que visitara a la familia en su nombre, porque él no podía ir en aquel momento, pero que lo haría más tarde.
Así, el noveno día de la muerte de Felipe, Monseñor me anunció que quería hacerle una visita a esta familia y celebrar con ellos la esperanza en medio de la muerte. Evangelina, la viuda, estaba muy orgullosa de recibir al obispo en su casa. Nos fuimos a una capillita en construcción, cerca de ahí. En su homilía, Mons. Romero empezó diciendo: En estos días, tengo que irme por los caminos a recoger a nuestros queridos muertos, a escuchar a las viudas y a los huérfanos, y a traer la esperanza...
Al día siguiente, en el arzobispado, comentamos lo de esta extraordinaria familia cursillista, de la fuerza de la madre Evangelina, que nos servía la merienda después del oficio por su esposo, simplemente, contándonos como lo habían encontrado, sin miembros, desfigurado, casi comido por los perros. Era el 26 de Agosto de 1977». (Plácido Erdozáin, sacerdote).
88. Hubiera sido bueno darles a conocer otro relato, de Nicaragua esta vez, pero es muy largo. Solo les diré que por un lado, tenemos la atrocidad de los hechos y los métodos utilizados en un campo de opositores al régimen; y por el otro lado, la vida y la muerte conmovedora de una pareja comprometida tanto en la promoción cultural que en la Buena Nueva en el Movimiento de Cursillos. Agradecemos al autor de este artículo, Jacques Berset, habernos dado un relato donde la fuerza de amor de las víctimas sobrepasa el horror que inspira el verdugo. Desde entonces, el pueblo de Nicaragua los ha canonizado ya. Sobre las paredes de humildes casas frecuentemente se pueden ver estas dos bellas figuras, símbolos de una Iglesia comprometida, con estas sencillas palabras debajo: Felipe y Mary Barreda cursillistas, mártires de la Iglesia de Esteli.
89. Un Movimiento que alcanza tales cumbres es seguramente bendecido por Dios. Estemos orgullosos de pertenecer al Cursillo y seamos dignos de los compromisos que contraemos al recibir nuestra cruz, y de los ejemplos que nos dieron a la vez estos mártires cursillistas y los fundadores que supieron perseverar contra vientos y mareas para transmitirnos intacta la llama de nuestro Movimiento. No tenemos derecho de dejarla apagarse.