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Cursillos de Cristiandad > Reseña histórica > III. Un Movimiento universal

Cursillo de mujeres... por fin

64.      Se sabe que en España, no se daban Cursillos sino a los jóvenes primero, luego, excepcionalmente a los hombres. Fue en América del Sur, en Colombia, desde el 1952 donde se dieron los primeros Cursillos a las mujeres y eso, antes que a los hombres. España seguirá este ejemplo gracias a la tenacidad rarísima de una mujer de Tarragona, amiga de  Bonnín, que se llamaba Maite. Inteligente y creativa, había sido educada en Inglaterra. Cuando su marido hizo su cursillo, empezó a hostigar a las autoridades para que la aceptaran a ella también. Pero no querían (por razones que no se pueden ni mencionar hoy en día (9)) aunque algunos sacerdotes pensaban que «no hay nada acerca de las mujeres que necesite ser cambiado». Maite era una mujer de arrolladora personalidad, muy Maité et Eduardo Bonnindeportista a pesar de sus kilos, fumadora empedernida y una conductora amante de la velocidad, «dejaba perplejos a los reverendos que trataba», confiesa Forteza (pág. 87). Cuando una delegación se presentó donde el cardenal Arriba y Castro para pedir la autorización de dar Cursillos a las mujeres, prudentemente los seglares habían programado que la exposición del tema debían efectuarla varios de los varones, ante el habitual escepticismo de los altos eclesiásticos hacia la mujer; pero los varones no consiguieron sacar al purpurado de su indecisión. Cuando todos estaban convencidos de que regresarían con un fracaso, Maite se saltó a la torera el plan trazado de discreción femenina, y tomó al cardenal por el brazo: Participantes au premier cursillo des femmes«Eminencia, ¡Usted no sabe lo insoportable que es tener un santo en casa, y no poder compartirlo!» A partir de ese momento el rumbo de la conversación giró 180 grados, y en poco tiempo pudo impartirse el primer Cursillo para mujeres del 29 de Abril de 1958. Previamente, Maite tuvo autorización para asistir detrás de una cortina a un Cursillo de hombres, para conocer al método más a fondo y en directo. (Sin embargo, otro historiador cree que Maite hizo este Cursillo, escondida, antes aún de hablar con el cardenal, Ruhloff, pág, 59).

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(9) Entre otras, porque las mujeres son demasiado curiosas e incapaces de guardar sigilo.

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