Cursillos de Cristiandad > Reseña histórica > III. Un Movimiento universal
60. Tratar de resumir la historia de la expansión del MCC en pocas páginas es una misión imposible. Los Cursillos se dan ahora en más de 60 países y aproximamente en 700 diócesis en el mundo. Sería innecesario mencionar listas de cifras que no significarían gran cosa. Sin embargo, puede resultar interesante relatarles algunos de los hechos más significativos de la expansión del Movimiento.
61. En el principio del Movimiento, no se aceptaban al Cursillo sino jóvenes. El éxito fue espectacular. En los primeros sesenta Cursillos, no se registró sino un sólo candidato que no se haya convertido, por lo menos abiertamente. El entusiasmo era tal entre los jóvenes que dos veces por lo menos, los cursillistas esperaron a que Mons. Hervás estuviera instalado en su asiento y luego levantaron el coche para cargarlo hasta su residencia. Un poco más adelante, (pág. 80), Forteza cuenta que durante un Cursillo, un jóven se había quedado mudo por completo durante los tres días. «En la clausura, se levantó a hablar en tono patético, insinuando que él quería convertirse pero alguna fuerza misteriosa se lo impedía. Cristobal Almendro lo interrumpió, insinuando la posesión diabólica y pidiendo la intercesión de Santa María, lo que dió pie a que toda la asamblea rezara, con mucho fervor, un Ave Maria, lo cual produjo un llanto convulsivo y la liberación del jóven mientras era asistido por Juan Capó».
62. Cuenta también Forteza que la principal fuente de inspiración del cardenal Tarancón para escribir sus pastorales eran las conversaciones que mantenía con su barbero, un cursillista de gran luz pero de escasa cultura. Quien conozca a Tarancón sabrá que su cerradísima barba exigía afeitado profesional diario; y quien conozca a Bonnín podrá imaginar cómo cuidaba Eduardo que el barbero del cardenal estuviera al día como pocos de lo que en Cursillos se pensaba y se hacía (Forteza, pág. 83).