Recientemente, participé del equipo de un Cursillo donde tuvimos como asesor a un sacerdote que no había hecho aún la experiencia de los Tres Días. Era, pues, al mismo tiempo candidato y miembro del equipo. Fue formidable. Tanto su manera de actuar como el contenido de sus rollos testimoniaron de su encuentro personal con Cristo durante ese fin de semana. En el momento de la Clausura, la Rectora y su asistente quisieron entregarle la cruz del cursillista, pero… algunos miembros del equipo se opusieron. Se decidió abstenerse y referir el caso al Secretariado. Ahora bien, este tergiversa. La mayoría de nosotros creemos que este sacerdote vivió un auténtico Cursillo. El hecho de haber tenido un doble papel no cambia nada; pues, no vemos como podría él vivir mejor su experiencia, haciéndola como simple candidato. ¿ Qué opina Ud.? ¿ Existe un texto oficial al respecto ? Carol Ann Mason [traducido del inglés]
Las «Ideas Fundamentales» no dicen nada al respecto. Sin embargo, según el responsable de nuestra Escuela, no hay duda que este sacerdote ya es cursillista.
Todo individuo que participa en un equipo – aún cuando no ha hecho previamente el Cursillo, lo que debería ser por supuesto un caso excepcional – y suponiendo que se implicó no sólo para dar rollos sino también para vivirlo totalmente, puede estar considerado como cursillista, a pesar de no haber seguido los trámites ordinarios.
Lo que debe considerarse, no es el formulario de inscripción o la intención primaria del individuo sino el hecho de participar activamente en los Tres Días. Tanto es así que aún cuando una persona llega al Cursillo con una motivación más o menos adecuada, bajo una presión cualquiera o por simple curiosidad, se le entrega la cruz y se le reconocerá como cursillista, desde el momento que vivió la experiencia de los Tres Días. Hace falta notar que no es el caso, por ejemplo, de los sacerdotes que vienen de afuera durante el Cursillo, para prestar ayuda en el momento de la celebración del perdón, y no participan en nada más.
Según lo que Ud. escribe, parece evidente que este sacerdote vivió totalmente la experiencia. Por lo que Ud. concluye que no ven « como podría él vivir mejor su experiencia, haciéndola como simple candidato ». Este sacerdote, pues, no tiene que volver a vivir otro Cursillo para que sea reconocido como cursillista, y, por consiguiente, puede recibir la Cruz del Movimiento.