Reseña histórica > 3. El viraje del 7 de Enero de 1949
"Este Cursillo número UNO era la realización de unos afanes, de unas ansias, de unos modos de ser y de actuar. Fue algo posible en el clima pastoral y apostólico de aquellos momentos".
Luego, preguntándose cual era la novedad de estos nuevos cursillos (ya que los "cursillos de peregrinos" también eran "cursillos"), Don Capó contesta:
"Los cursillos anteriores tenían una temática uniforme, aunque sus especificaciones estaban al albedrio de cada responsable. "Ideal" fue introducido cuando en la Escuela se fueron analizando los Cursillos. De los cinco rollos sobre la gracia, quedaron solamente dos: la gracia y los obstáculos a la gracia. Durante mucho tiempo, "sacramentos" resultó un rollo intrascendente. Aunque parezca mentira, lo daba un seminarista que solía acudir a todos los cursillos, y se reducía a una explicación de lo que era cada sacramento, con exclusivas referencias a su materia, su forma y sus condiciones de validez para una recepción fructuosa. Acerca de las meditaciones, se dejó al principio una libertad de uso e improvisación. Por lo que se refiere a la primera meditación, los ejemplos estaban abundantemente sacados de las obras de Tihamer Thot. Se intentaba sencillamente no aburrir y hacer pensar que el momento podía ser decisivo en su vida. De la mención incidental de un ejemplo tomó cuerpo el tema de la "película de la vida". En la del "hijo pródigo", la primera redacción se completaba con una consideración de Getsemani, para dar la conciencia de que somos actores personalmente conocidos en la pasión y el dolor de Cristo. "Las tres miradas", conoció una trayectoria más azarosa. No siempre se entendió perfectamente su pensamiento. No se trata tanto de describir la mirada de Cristo cuanto de sentirse mirados. Era un medio para una instrospección" (pág. 29).
Haciendo historia, es bueno hablar del cambio de nombre de nuestro Movimiento. En Enero de 1949, los Cursillos perdieron su apellido. Hasta entonces se les había llamado "cursillos de jefes de peregrinos", pero a partir del momento en que la peregrinación a Santiago fue cosa del pasado, y que seguían dándose cursillos, ¿cómo llamarlos? Ya que el objetivo de estas nuevas sesiones era conquistar a los jóvenes para Cristo, se empezó a llamarlos "Cursillos de conquista". Nombre que durará hasta Marzo de 1953, es decir hasta el Cursillo # 33. Hasta entonces, la mayoría de los candidatos se inscribían en la AC de los jóvenes y, por consiguiente, su postcursillo consistía en participar en las actividades de AC.
Ahora bien, en el Cursillo # 34, se admitieron varios candidatos que no estaban interesados por la AC. Hubo que pensar en la organización de un postcursillo para ellos. Se observaba entonces un principio sacado del episodio de la resurrección de Lázaro: "Suéltenlo y déjenlo ir".
En Junio de 1953, la revista PROA publicó ciertas reservas acerca del nuevo nombre dado al Movimiento: "Cursillos de conquista". Algunos meses después, el 20 de Diciembre, durante una asamblea, Mons. Hervás, espontáneamente, daba gracias a Dios por los Cursillos "de Cristiandad", palabra que usaba mucho en ese entonces el Papa Pio XII. Acababa de rebautizar el Movimiento y este es el nombre que conserva hasta ahora.